Margarita Ledo
Exilio. Feminismo. Ensayo fílmico: el cuerpo como vestigio
Gratuita hasta completar aforo, previa retirada de entrada en la web del museo a partir de las 10:00 h del 24 de febrero. Máximo 1 por persona. Apertura de puertas media hora antes de la actividad
La Cátedra Juan Antonio Ramírez del Museo Reina Sofía invita a la cineasta, poeta y escritora Margarita Ledo (Castro de Rei, Lugo, 1951) a su programa de conferencias magistrales. Exiliada en Portugal en los años finales de la dictadura franquista, que la perseguía por su militancia en la Unión do Povo Galego, Margarita Ledo es hoy miembro de la Real Academia Galega y catedrática de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Santiago de Compostela. Su filmografía supone una singular apuesta dentro del cine de autor por el modelado continuo de unos temas recurrentes, que van asentándose en busca de una cada vez mayor complejidad formal. Entre ellos, destaca el especial énfasis que otorga a la recuperación de voces de mujeres migrantes, cuyos relatos están marcados por la diáspora y los exilios.
En esta edición de la Cátedra, articulada en una conferencia magistral, Margarita Ledo propone una reflexión en torno al cuerpo como vestigio, como punto de llegada tras recorrer un hilo invisible que transita por un cine de la memoria, de los contrapoderes, de la marginación de la mujer del espacio público, del extrañamiento de su propio cuerpo y del poder del ensayo fílmico como práctica artística.
Como presentación e inicio del debate, reproducimos estas palabras de la cineasta:
“Las diferentes escrituras del ‘yo’ con el cuerpo como artefacto, como archivo de vestigios y de interferencias, como sujeto de deseo, como lugar para hacer cine, se distinguen unas de otras porque en cada uno de sus fragmentos reside la huella en la que se inscribe ese desasosiego elemental que conlleva producir una imagen y mirar. Por eso, en cada obra, de alguna manera, resuenan esos ‘golpes detrás de la puerta’ que suelen dormitar en notas, dietarios, situaciones que rememoramos y que nos traen para las manos esas creadoras de actitud no reconciliada que a nivel intelectual y personal transitaron la noche; expusieron, en primer plano, su existencia; hicieron del filme una experiencia también para quien mira.
Recorrer los pliegues, la línea de sombra en la que se engarzan variaciones de esa mirada diferente, de ese female gaze que los estudios feministas persiguen y que va más allá de las obras realizadas por mujeres, es nuestro compromiso con autoras y autores que, a nivel de pensamiento —de Benjamin a Stuart Hall—, siguen siendo fuente, con aquellas prácticas que, desde la historia material de la cultura, toman posición en armonía con Adrienne Rich y sus reflexiones en su ensayo seminal ‘Notes toward a Politics of Location’ (1985) o con una generación en presente de la que una obra de aroma fenomenológico como la de Iris Brey, Le regard féminin (2020), es un síntoma gozoso que se alarga a las creadoras que llegan al mundo de la performance para transitar la oscuridad apoyándose en la incorporación canónica de imágenes patriarcales y la decisión de resignificarlas.
En su doble percepción —que comienza en ese momento de gracia que te vincula con determinada secuencia de un viaje hacia la producción de esa imagen ‘otra’ y continúa en la de quien mira—, el cuerpo deviene un realizativo contra la fetichización. Es un viaje en el que resuena un objeto múltiple que se formaliza en el flujo de pensamiento sobre lo vivido, en los ‘sentimientos oscuros’ en torno a ciertos episodios que tal vez deban quedarse en lo oscuro, no ser revelados, y que Chantal Akerman nos regala en Ma mère rit. Traits et portraits (2013). Aunque, repentiza, a veces es muy importante buscar la verdad. Cuando la hay, la sentimos en los libros y en los filmes, se dice a sí misma la Akerman. Sentimos que hay algo que ‘pasa subterránea y lentamente, a veces muy lentamente; cuando ni piensas en ello, la verdad aparece y se produce un momento extraordinario que no llega todos los días; un buen momento, tan bueno que de repente nos sentimos calmas y ligeras’.
Esta verdad oscura fue exilio y aniquilación, algo difícil de nombrar. Fue la marginación de la mujer del espacio público, el extrañamiento de su propio cuerpo. Es la intrahistoria del siglo. Pero, desde la oscuridad, el ensayo fílmico emerge en la pantalla como paisaje, como práctica artística, como encuentro de la carne con el cuerpo. Y esa verdad latente, oscura, adquiere sentido. Como en 1928, mientras Walter Benjamin entrevista a André Gide en Berlín. En determinado momento el escritor cita al marinero de Bougainville: ‘Cuando abandonamos la isla le dimos el nombre de Isla Salvador’. Y Benjamin comenta que entonces, precisamente entonces, Gide añade aquella frase estremecedora: ‘Ce n’est qu’en quittant une chose que nous la nommons’ [Es solo cuando abandonamos algo que lo nombramos]. En ese instante da comienzo el relato. La memoria es ahora material en bruto para una obra que nos sirve, tal vez, para colmar los huecos. Las quiebras en el proceso histórico. Los miedos”.
Margarita Ledo, febrero de 2021
Margarita Ledo Andión es cineasta, escritora, docente e investigadora. Catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidade de Santiago de Compostela y directora del Grupo de Estudios Audiovisuales de esa Universidad. Sus estudios en torno a la política de representación en la imagen documental fotográfica y cinematográfica se reflejan en obras como Del Cine Ojo a Dogma 95 (Paidós, 2004) o Cine de fotógrafos (Gustavo Gili, 2005). Entre sus filmes pueden destacarse el documental Santa Liberdade (2004), Liste, pronunciado Líster (2007) y A cicatriz branca (2012). En 2008 recibió el Premio Nacional da Cultura Galega en la modalidad de cine y audiovisual y, desde ese mismo año, es numeraria de la Real Academia Galega.