Unseen Cinema: primer cine de vanguardia americano 1893-1941
El programa completo incluye 160 títulos entre nuevas restauraciones y copias conservadas de 35 y 16 mm., de entre los que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ofrece una selección de 36 películas. Unseen Cinema explora los logros, desconocidos hasta la fecha, de los cineastas pioneros que desarrollaron su labor dentro y fuera de las fronteras de Estados Unidos durante el periodo formativo del cine norteamericano.
La serie ofrece una visión innovadora y por momentos polémica del cine experimental, entendido como el producto de artistas de vanguardia, directores de Hollywood y cineastas amateur que trabajaron en todos los niveles de la producción cinematográfica durante la última década del siglo XIX y la primera mitad del XX. Muchas de estas películas no habían estado disponibles desde su creación, hace más de un siglo, otras nunca se habían proyectado en público, y prácticamente en ningún caso se disponía de copias prístinas de proyección.
Desde la invención del cinematógrafo en el Laboratorio Edison de Nueva Jersey a finales del siglo XIX, la realización cinematográfica atrajo en Estados Unidos a artistas, escritores, fotógrafos, poetas, coreógrafos, dramaturgos, diseñadores y personas procedentes de muchos otros campos de la creación. Estos soñadores e intrigantes, a quienes Herman G. Weinberg llamó cariñosamente “amantes del cine”, elaboraron un significativo conjunto de películas que consiguieron capturar los elementos esenciales del ambiente de la época. El desarrollo del primer cine de vanguardia estadounidense fue simultáneo, cuando no precedió repetidamente, a muchos de los grandes movimientos del arte norteamericano del siglo XX. La estética del primer cine de vanguardia abunda en ejemplos prominentes que se correlacionan, bien en estilo o sustancia con el modernismo, el surrealismo, el realismo social, el expresionismo abstracto y, más tarde, con el minimalismo, el estructuralismo, el beat, el pop, el punk, y el posmodernismo. La irrupción final de estos movimientos artísticos en pintura, escultura, performance, teatro, literatura y música recogió el legado del revolucionario trabajo de estos cineastas experimentales frecuentemente olvidados.
La programación, que incluye piezas como Twenty-four Dollar Island (hacia 1926) de Robert Flaherty (Iron Mountain, 1884; Dummerston, 1951) o A Bronx Morning (1931) de Jay Leyda (Detroit, 1910; Nueva York, 1988) y Leo Hurwitz (Nueva York, 1909-1991), se completa con una conferencia del comisario, Bruce Posner, y dos sesiones especiales en las que los músicos Alex Under e I. A. Bericochea ofrecen recitales de acompañamiento a las proyecciones desde planteamientos musicales afines al vanguardismo propio de estas películas.