Sitting Gioconda. Homenaje a Lucio Fontana

Darío Villalba ha declarado que la gestación de su obra surge del diálogo con el pop y posteriormente con el arte conceptual. Villalba reflexiona sobre el ser humano inmerso en el contexto de la sociedad de masas, acentuando el análisis de temas existenciales y sociopolíticos. Su utilización de la fotografía como pintura ha sido pionera: Villalba no hace uso de la imagen fotográfica como ente frío y distanciado, sino como forma de transcribir las pulsiones del ser humano. Con tal fin, manipula la fotografía pictóricamente, a la vez que utiliza procedimientos de composición y descomposición de la imagen que enseñan, ocultan y fragmentan la realidad. La figura humana, los rostros de personas marginales expulsadas de la sociedad protagonizan sus obras, de marcado carácter simbólico y con referencias explícitas al dolor y a la muerte. Su producción, que comprende también objetos, encapsulados, instalaciones, esculturas y documentos, constituye un conjunto caracterizado por un proceso de autoanálisis, cada vez más complejo formalmente, en el que integra figuración y abstracción. En Sitting Gioconda. Homenaje a Lucio Fontana, la fotografía de una mujer anónima se asocia a la célebre obra de Leonardo da Vinci, asomada hacia el espectador a través del corte de un velo a la manera de Lucio Fontana, cuya muerte se había producido en 1968, un año antes de la producción de esta obra.