Fuentes Rojas es el nombre de un activo movimiento social mexicano. Comenzó su actividad reivindicativa tiñendo fuentes públicas de rojo sangre en denuncia de los miles de asesinatos y desapariciones que ocurren en México. En la actualidad, utiliza el bordado comunitario como herramienta de visibilización, movilización y denuncia.
Cada mañana de domingo, las personas que pasean por la concurrida plaza de Coyoacán en la Ciudad de México pueden participar bordando pañuelos que, unidos en forma de cuadrícula y conteniendo el nombre de víctimas, son utilizados a modo de pancarta en concentraciones y manifestaciones para exigir justicia.
Un conjunto formado por 200 de esos pañuelos llegó al Museo en el mes de noviembre de 2019 como depósito de la Fundación Museo Reina Sofía. Con su llegada, esos bordados han pasado de ser un instrumento de denuncia en las calles a constituir un objeto de presentación y visibilización del colectivo y sus acciones en el entorno museístico.
Desde el Departamento de Conservación-Restauración, el primer paso fue realizar una revisión detallada del estado físico de conservación del conjunto, que incluye la elaboración de fotografías e informes. A continuación, se han desarrollado dos líneas de trabajo: de un lado, el planteamiento y provisión de los medios de almacenaje que van a permitir una mejor conservación de los materiales y, de otro, la administración de una base de datos que aloje información de apoyo relevante.
En el primer caso, se trata de crear un ambiente neutro que ralentice el proceso natural de deterioro. Los tejidos y los hilos que se han utilizado para bordar tienen distinta naturaleza y grado de sensibilidad. Así, por ejemplo, los hilos pueden ser de algodón o sintéticos, estar coloreados con tintes o colorantes diferentes según su tono y el tipo de soporte. Además, algunos de ellos, concretamente los que recuerdan a las 43 víctimas de Ayotzinapa, contienen imágenes impresas, lo que añade una nueva casuística a valorar.
Para proteger los materiales se están realizando cajas específicas de almacenaje que los preserven de la luz y otros agentes ambientales. Las cajas se han fabricado con cartón pluma de pH neutro, intercalando papel de seda entre los pañuelos. Estos se han identificado y separado por tamaños para facilitar su manipulación.
El segundo aspecto a destacar de la actividad llevada a cabo por el equipo se enfoca en el conocimiento del colectivo y del sentido de la obra. Desde el año 2003, el Departamento desarrolla un proyecto dirigido a profundizar en la Colección y los artistas representados en el Museo. Con dicho objetivo se ha generado una base de datos donde poder consultar información relativa no solamente a materiales y técnicas utilizadas, sino también el registro de entrevistas o testimonios que dejan constancia, por ejemplo, de preferencias expositivas a tener en cuenta en futuros montajes, formatos de reproducción, criterios sobre intervenciones de restauración y otros muchos aspectos. El contacto directo con los y las artífices de las obras, como ha sido posible en este caso o, en su defecto, con personas de su equipo, familia, etc. aporta una serie de datos de primera mano que son fundamentales para el conocimiento de la pieza con la que se trabaja. Ese contacto estrecho, que implica la consulta de dudas de cara al posible tratamiento de las obras, supone una rica fuente de información a la que solo es posible recurrir cuando se trabaja con arte contemporáneo.
Con esta base de datos también se pretenden registrar elementos de apoyo que den cuenta de la gran carga ideológica o conceptual que tienen las creaciones. En este caso, el siguiente vídeo incluye imágenes de diferentes acciones que permiten contextualizar el ámbito en que se han utilizado los pañuelos. Asimismo, incorpora una entrevista realizada a cinco integrantes del colectivo en plena acción de bordado.