A principios del verano de 1972 tuvieron lugar los “Encuentros de Pamplona”, el festival de vanguardia internacional más amplio y significativo de los celebrados en nuestro país. Imbuidos en la idea de disolver el arte en la vida, estos encuentros asumieron su carácter efímero y se vivieron como una oportunidad de subvertir el orden establecido en los años de final de la dictadura.
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ya le dedicó una exposición a este festival en 1997, titulada Los encuentros de Pamplona 25 años después. La presente muestra no busca tanto volver a versionar las obras, como abordar lo ocurrido manteniendo abiertas sus contradicciones. En este sentido, los ocho días que duraron los Encuentros son abordados desde la perspectiva de un gran evento público que se adscribe de manera premeditada a las últimas poéticas de tipo procesual.
La organización de este evento estuvo en manos de artistas, el Grupo ALEA, concretamente de Luis de Pablo y
Los Encuentros marcaron el inicio de un viaje artístico que situó a Pamplona en la ruta del Festival de Spoleto, la Documenta 5 de Kassel y
Por el modo en que la ciudad fue ocupada con la voluntad expresa de activar el espacio público, los Encuentros pueden considerarse como el principal acontecimiento de arte público que ha tenido lugar en España. Las consecuencias para el arte español resultaron paradójicas. Sin una auténtica tradición de vanguardia como proyecto global y militante, aquel festival vino a ofrecer un panorama de los movimientos más radicalizados de los años sesenta, justo en el momento en que comenzaban a perder su credibilidad, en una España en la que todo hecho artístico era interpretado de manera inmediata como hecho ideológico.
Datos de la exposición
Museo de Navarra, Pamplona (25 marzo -13 junio, 2010); Ciudadela de Pamplona (25 marzo, 2010 - 3 julio, 2010)
