Esteban Vicente (Turégano, Segovia 1903 - Bridgehampton, Nueva York, 2001) vive a caballo entre dos culturas. Discípulo de Francisco Bores, mantiene contacto directo durante sus inicios con la Generación del 27, con personalidades como Luis Buñuel, Federico García Lorca, Rafael Alberti o Juan Ramón Jiménez. En 1929 se traslada a París, ciudad donde conoce entre otros a Pablo Picasso, que contribuye indiscutiblemente a su formación pictórica. Su regreso a España se interrumpe por el estallido de la Guerra Civil y Esteban Vicente se exilia. En 1936 se traslada a Nueva York, donde desarrolla su carrera artística y su obra alcanza la madurez que le consagra como artista.
Al igual que el contacto con la generación del 27, el ambiente parisino, la breve estancia en la Barcelona de la República antes del exilio y su relación con el Expresionismo Abstracto americano dejan huella en su producción posterior. Los pintores Willem de Kooning, Jackson Pollock, Marc Rothko, Barnett Newman y Franz Kline forman parte de su círculo cercano y con ellos tiene la oportunidad de compartir su visión de la pintura como modo de conocer el mundo.
Esteban Vicente reconocía sentir una enorme ilusión por esta exposición en el Monasterio de Santo Domingo de Silos, proyecto que no llega a ver, al morir pocos meses antes de la inauguración. Al igual que las obras de Antoni Tàpies, José María Sicilia, Joan Miró y José Manuel Broto -artistas que han expuesto anteriormente en estos muros- sus piezas requieren del silencio y la dedicación plena para extraer todo lo que Esteban Vicente quiso mostrar en ellas.
Su máxima ambición pictórica es descubrir la estructura física del mundo, trascender la apariencia para llegar a la esencia de la materialidad. Todo ello provoca que en sus piezas, se perciba la dedicación por mantener el contacto con el problema de lo primordial. Su obra refleja, además, la fascinación por el color al igual que por el proceso mismo de pintar, momento en el que el pintor es consciente de que tiene en su mano elementos que le permiten alcanzar lo material de la naturaleza.
La exposición se compone por nueve cuadros pintados al óleo y dos collages, uno con papel sobre cartón y el otro sobre lienzo. Todas las obras pertenecen al periodo comprendido entre 1982 y 1998, su época de madurez. La excepción es la pieza que se considera eje de la exposición: el collage titulado Black Susan (1968), de más de un metro y medio de alto y un metro de largo. En él se aprecia cómo Esteban Vicente utiliza el espacio y la luz, se olvida del color y logra pintar con el papel, como hace en otras de sus obras con la pintura.
Lo mismo le sucede al otro collage de la exposición Untitled (Sin título) (1994), al que acompañan los lienzos titulados: Cantabrian Series: Divertimento (1982), Reddish Hue (Matices del rojo) (1986), Gloria (1987), At Random (1987), Entrance (Entrada) (1987), Lighten (1997), Intuición (1997), Luz verde (1997) y Untitled, # 3, (1998).
Datos de la exposición
Publicaciones del Museo Reina Sofía