Durante los años de entreguerras la fotografía se desarrolló en Europa como lenguaje propio, distinto e independiente de las artes plásticas tradicionales en el que era posible, tanto la objetividad, como la experimentación. En un período de apenas dos décadas se logra la superación de la fotografía artística (dependiente de los modelos de las artes tradicionales) y se produce el auge del fotoperiodismo, subordinado a la actualidad y la información inmediata. Esto da lugar a la deriva de la fotografía moderna hacia el fotorreportaje y la documentación fotográfica: Farm Scurity Administration, en Estados Unidos; Mass Observation, en Reino Unido; Misiones Pedagógicas, en España; así como la proliferación de revistas específicamente fotográficas que entroncan en los medios de comunicación de masas, como Life y Fortune.
Esta exposición reúne un extenso conjunto de obras, nombres y medios -alrededor de mil trabajos de artistas de todo el mundo: fotógrafos, diseñadores, montadores, fotomontadores, cartelistas, publicistas- sobre el que se forja esta época de experimentación, a la vez que de madurez técnica. De su estudio se deduce la aparición de nuevo temas, acordes con el espíritu de la época (técnica, ciudad, cuerpo, trabajo, abstracción o propaganda) y la aparición de toda una red de difusión, distribución de imágenes y publicaciones debida a los avances técnicos de la industria editorial. En estos años surgen nuevos medios de comunicación específicos para la publicación de fotografías o consagrados a ella: anuarios, foto-libros, periódicos, carteles o anuncios, de tal modo que la fotografía moderna se hace pública y amplia sus horizontes de consumo favoreciendo, por otro lado, la cultura de masas.
Los experimentos de los fotógrafos y diseñadores en los años de entreguerras, como: la fotografía directa (Straight Photography), fotografía sin cámara (rayografías), el montaje fotográfico, el uso de acusadas perspectivas, la contraposición en líneas diagonales, fragmentaciones o la “tipo-foto”; determinan la cultura visual del siglo, en la que se aprecia contaminaciones entre la práctica fotográfica y otras manifestaciones como el cine o la literatura. Libros como el de Reger-Patzsch: Die Welt ist Schön (El mundo es bello) (1928), el de Germaine Krull: Métal (1928), o los de Moholy-Nagy; se convirtieron en modelos de la fotografía maquinista y en gramáticas de los temas, técnicas y encuadres de la nueva fotografía, que propicia una nueva manera de acercarse al mundo en transformación y de reconocerlo.
La sala principal de la exposición se ha concebido como un espacio urbano que presenta la fotografía moderna en su propio medio, esto es: pone de manifiesto el exceso de información visual que entonces se produce y cuáles eran los medios de difusión empleados. La iluminación, las proyecciones y el sonido ambiente subrayan esta apariencia (el collage sonoro ha sido creado ex profeso por el artista Pedro G. Romero). En paneles, mesas y vitrinas se muestra, entre otros temas: la nueva visión de la ciudad moderna, sus habitantes, el cuerpo obrero, la historia de cada nación, la naturaleza, la técnica y el trabajo.
Datos de la exposición
Museo de Bellas Artes de Bilbao (septiembre - noviembre, 1999); Centro Cultural La Rioja, Logroño (febrero - marzo, 2000)
Publicaciones del Museo Reina Sofía