José Manuel Ballester. Habitación 523

11 febrero - 8 mayo, 2005 /
Palacio de Velázquez, Parque del Retiro, Madrid
José Manuel Ballester. Nueva Sala RS-1, 2004. Fotografía. Colección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid
José Manuel Ballester. Nueva Sala RS-1, 2004. Fotografía. Colección Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid

Las pinturas, dibujos y fotografías de José Manuel Ballester (Madrid, 1960) destacan por su singular interpretación del espacio arquitectónico y de la luz. Ballester inicia su carrera artística en la pintura, con especial interés por la técnica de las escuelas italiana y flamenca de los siglos XV y XVIII. A partir de 1990 empieza a conjugar pintura y fotografía, para centrarse en la fotografía arquitectónica. La madurez de su producción artística le ha hecho merecedor hasta en tres ocasiones del Premio Nacional de Grabado.

Ya en 2002 Ballester participó en una exposición organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, titulada Big Sur. Neue Spanische Kunst / Arte nuevo español en el Museum für Gengenwart de Berlín. En esta ocasión el artista presenta la exposición Habitación 523 en el Palacio de Velázquez en el Parque del Retiro de Madrid. El título, tomado de una de sus obras, alude a su frecuente representación de espacios interiores y detalles arquitectónicos. Se trata de espacios vacíos, espacios de tránsito, en los que se intuye la presencia humana y el desarrollo de la vida de cualquier individuo, como en sus habitaciones de hotel, que constituyen uno de los temas principales de la obra del artista. En ellas se sugiere las vidas de los que se han ido, con camas deshechas que guardan aún la forma de un cuerpo que se fue, pero también las de los que están por llegar, mediante espacios en perfecto orden que aguardan al visitante.

Ballester descontextualiza los espacios públicos, reflejo de la alegoría de la vida, como las salas vacías de los museos, espacios que acogen obras de arte, sombras de la vida real. Los sótanos no son sólo hangares desolados, sino espacios similares a las cuevas prehistóricas en los que los hombres se refugiaban para invocar a las fuerzas de la tierra o del cielo. Estas estancias vacías y a menudo pintadas de gris, testimonian el tránsito fugaz del ser humano y evocan la caverna platónica poblada de sombras. La arquitectura y la ciudad son espacios que los dioses otorgaron a los humanos para que pudieran cobijarse, y proteger la vida. La casa ha sido siempre cuna y morada postrera. Ballester  no deja de referirse a la condición humana en cada una de las obras en gran formato presentes en la exposición, a través de imágenes arquitectónicas de espacios públicos y privados que revelan las condiciones de la vida terrenal.

Datos de la exposición

Organización: 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Comisariado: 
Pedro Azara