En su país natal gozó de popularidad y prestigio en sus últimos años, en los que desempeñó el puesto de director artístico en la Editorial Estatal de Literatura de la Unión Soviética. Sin embargo, sus logros tempranos, muy directamente relacionados con las vanguardias, no han sido suficientemente reconocidos. Esta exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía muestra una selección de sus trabajos desde sus dibujos infantiles realizados en 1909 hasta los diseños de importantes ediciones producidos en su etapa moscovita de los años treinta.
Nikolái Ilín se formó en la facultad de Arquitectura de la Escuela de Pintura, Escultura y Arquitectura de Moscú, obteniendo en 1916 el diploma de Pintor-Arquitecto. Herido en la Primera Guerra Mundial regresa a su ciudad natal, donde en 1922, comienza su trabajo en la editorial Nizhpoligraf. El título de esta exposición, Tengo ciertas ideas sobre las cubiertas con tipos de imprenta, es la respuesta de Ilín al director de la editorial cuando este le pregunta qué hace un pintor en una imprenta. Este escepticismo inicial fue rápidamente superado por la gran capacidad de trabajo de Ilín que le lleva a ascender rápidamente puestos en la empresa hasta convertirse en subdirector responsable del acabado técnico de las impresiones gráficas. Durante este periodo diseñará cerca de mil libros, diplomas, calendarios y miscelánea gráfica. Aprendió de los maestros cajistas, aquellos que componen las cajas que dan lugar a la impresión final, los pormenores del oficio y fue pionero en el nacimiento de la técnica denominada en Rusia como aksidentsia gracias a la cual alcanzó una gran reputación. Su buen hacer le reportó premios internacionales en París, Monza o Leipzig.
En sus composiciones, Ilín alternaba el estilo clásico con la inspiración constructivista o suprematista demostrando su espíritu innovador en la disciplina del diseño gráfico. Su técnica, mezcla de xilografía y orfebrería, sigue resultando desconocida para sus sucesores. Su peculiar estilo, cada vez más cercano a la nueva tipografía de orientación germano-moscovita y con influencias del vanguardista Solomon Telingater entre otros, llega a su punto álgido a finales de los años veinte.
Durante su etapa en Moscú trabaja para importantes editoriales entre las que se encuentra la perteneciente a la OGPU, futura KGB, en la que Ilín desarrollará ampliamente el estilo “imperio soviético” en voluminosos tomos lujosamente encuadernados y ornamentados. Una muestra de ello se encuentra en esta exposición en contraste con sus primeros folletos.
Un total de ochenta y cinco piezas, entre libros, revistas, cubiertas, dibujos y tintas chinas a las que se suman algunas fotografías documentales, dejan constancia de la importancia de Ilín durante las décadas de los treinta a los cincuenta para el diseño gráfico ruso.
Esta muestra coincide en el Museo Reina Sofía con la exposición El libro ruso de vanguardia 1919-1934 en la que se encuentran obras procedentes del Museum of Modern Art de Nueva York de artistas como: Mijail Larionov, Natalia Goncharova, Vladimir Maiakovski, Olga Rozanova, Kasimir Malevitch, Aleksandr Ródchenko o El Lissitzky y que aporta un contexto más amplio para valorar adecuadamente el legado de Ilín.