Desde que comenzó su carrera artística a finales de los años sesenta, cuando formó parte del Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, Soledad Sevilla (Valencia, 1944) ha tratado de explorar las relaciones entre luz, materia y espacio, combinando el rigor analítico y el orden geométrico con la búsqueda de una experiencia sensorial y orgánica. Sus obras poseen una lógica poética interna que las singulariza y en ellas desempeñan un papel fundamental la evocación de lo intangible, la reflexión en torno al tiempo y el lenguaje, la presencia de lo paradójico o la investigación sobre las condiciones perceptivas de los sentidos.
De una pintura de carácter serial y geométrico (aunque siempre impregnada de pequeños gestos e imprecisiones que contribuían a personalizarla y humanizarla), Soledad Sevilla fue derivando a una abstracción más "lírica" en la que se busca una complicidad entre lo emocional y lo racional y la geometría se convierte en una herramienta para el análisis espacial. A mediados de los años ochenta comienza a realizar sus primeras instalaciones que ella concibe como un medio complementario al pictórico, estableciendo entre ambos un fértil proceso de retroalimentación. En sus instalaciones -que se sitúan en la frontera entre la escultura, el land art y la arquitectura-, Sevilla juega con la percepción sensorial y corporal del espectador, con la tensión entre interioridad y exterioridad, entre visibilidad e invisibilidad, entre vivencia íntima y experiencia pública..., teniendo siempre en cuenta las especificidades de los lugares en los que estas se realizan. La artista diseña estructuras abstractas complejas pero que poseen una clara dimensión orgánica, ya sea porque incorporan o evocan elementos y materiales naturales, porque sufren procesos de transformación cíclica o porque son susceptibles a la influencia de agentes externos.
Escrito en los cuerpos celestes es una instalación creada ex profeso para el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid. En ella Soledad Sevilla reproduce la bóveda y las paredes de este edificio a través de una estructura de aluminio y de una serie de paneles de policarbonato que recrean la imagen de un cielo nocturno en el que flotan, como si fueran estrellas ordenadas aleatoriamente, diversos signos lingüísticos. Es decir, el Palacio de Cristal, que en su origen fue un invernadero para plantas tropicales, alberga en su interior una réplica de sí mismo que funciona como su segunda piel. Una piel porosa y efímera que a la vez que le protege del exterior (del afuera), lo refleja y recrea, y que posibilita que el edificio se transforme en un espacio de reflexión sobre la fragilidad del lenguaje y la necesidad de comunicar y compartir.
Esta exposición forma parte del Festival Miradas de Mujeres (MAV)
Datos de la exposición
Festival Miradas de Mujeres (MAV)
RRS Radio del Museo Reina Sofía
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