La artista noruega Anna-Eva Bergman (1909-1987) consideraba el ritmo como elemento estructural de la pintura, un ritmo que surgió del empleo de determinadas materias —hojas de metal, pan de oro, plata o cobre—, formas, líneas y colores. El paisaje fue la referencia esencial de su obra: motivos naturales, mitología escandinava — planetas, montañas, barcas, fiordos— o la luz nórdica.
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